martes, 21 de enero de 2014

SACALECHES Y ALMACENAJE DE LECHE MATERNA

Cuando Rubén cumplió los 4 meses me tocó incorporarme a trabajar, así que dos semanas antes empecé a sacarme leche para que mis suegros se la dieran en biberón.


Para no tener sorpresas, en casa ya habíamos probado de darle mi leche con bibe. Como es un tragoncete no hubo problema.


Así que, siguiendo el consejo de mi amiga Mónica, me sacaba leche después de una o dos tomas del día. De esta manera, como Rubén ya había estimulado el pecho, salía la leche mucho más rápido.
Fui almacenándola en las bolsitas Medela que compré en la farmacia (el sacaleches era de la misma marca) y en las bolsitas anotaba la cantidad de leche que había y la fecha de la extracción (así se la dábamos en orden, siempre cogiendo la más antigua).


A los 4 meses ya empezamos a darle la fruta a media tarde, de manera que, cuando llegaba de trabajar, me sacaba leche, sustituyendo la toma que el niño no hacía (al llevar muchas horas sin que el niño mamara me salía mucha leche en poco tiempo). Y esa leche es la que le daban al día siguiente los yayos. Si algún día no podía sacarme mucha por lo que fuera, siempre tenían leche congelada.


Hay que ir con cuidado a la hora de congelar la leche y descongelarla. Os explico cómo lo hacía, por si os sirve. Yo lo miré en una web específica, os dejo también el enlace.


http://albalactanciamaterna.org/lactancia/conservacion-de-la-leche-materna-extraida

Me sacaba la leche en los botecitos que vienen con el sacaleches. Si me sacaba en varios pocas cantidades los iba metiendo a la nevera. Cuando estaban a la misma temperatura (si me sacaba por la tarde los dejaba hasta por la noche) los juntaba haciendo tomas de 100 ml o 120ml y metía la leche en las bolsas y al congelador. Así sabía que cada bolsa era una toma y podíamos ir controlando lo que comía. Al principio no sabes si es mucho o poco porque la lactancia materna es a demanda y no puedes sabes cuánto come el niño. Pero me iba muy bien para saber, más o menos, cuánta tenía que sacarme cada día.


Cuando la yaya tenía que descongelar una bolsa, ponía agua caliente en un vaso y metía la leche congelada directamente. En pocos minutos la leche se descongelaba y cuando estaba a temperatura ambiente se la daba al niño con el biberón.


La leche congelada dura 24h en la nevera después de ser descongelada.


La leche conservada en la nevera, después de ser extraída (sin haberla congelado) dura unos 5 días.


Es importante no guardar la leche en la puerta del frigorífico, pues cada vez que abres la nevera la temperatura cambia y se puede estropear.


Un día se me ocurrió oler la leche que había descongelada y... ¡estaba agria! Rápiamente miré el foro de Alba lactancia materna y ponía esto: “Algunas mujeres han comentado que su leche congelada huele a agria e incluso a rancia. Ese olor se atribuye a un cambio en la estructura de los lípidos como consecuencia de los ciclos de congelación y descongelación en el congelador-refrigerador con eliminación automática de escarcha.
Aunque puede ocurrir que ocasionalmente algún niño la rechace, por lo general no es así y tampoco resulta perjudicial para el bebé.
Congelar la leche rápidamente tras la extracción y calentarla inmediatamente después de sacarla del congelador parece que puede contribuir a que este problema se de en menor grado”.

Espero que os sirva de ayuda mi experiencia.

¡Besitos!

LACTANCIA (parte III)

Una vez dados de alta del control de peso, lo llevábamos a la farmacia una vez por semana (todos los jueves) para tener un control de lo que engordaba. ¡¡¡Una semana llegó a coger 400 gramos!!


Rubén se cogía bien al pecho, pero se le escapaba el pezón a menudo, así que empezamos a usar pezoneras para que la succión le fuera más fácil. A los tres días ya no las necesitó.


Habíamos decidido no darle el chupete por lo menos el primer mes para no crear “interferencias” con la lactancia materna, pues la manera de succionar es distinta y nos dijeron que podríamos causarle confusión. Aunque hemos conocido casos de niñ@s que desde el primer día han llevado chupete y tomado pecho sin ningún problema. A veces subestimamos sus capacidades.


Pero al no darle chupete, Rubén estaba todo el día cogido a la teta. Así que estuvimos intentando que cogiera el chupete casi un mes. Y cuando lo cogió...fue “mano de santo”. Creemos que la persona que inventó el chupete debería tener un monumento, pues, a los que lo cogen, les calma enseguida.


La consecuencia de que el niño usara el pecho para comer, para consolarse, para dormirse,...fue gran dolor y escozor en los pezones. Hasta me planteé dejar de darle el pecho porque cada vez que el peque tenía que mamar me daba un miedo...


Como la comadrona visitaba una vez por semana y no me veía capaz de aguantar a que me viera, fui a la farmacia. Allí me recomendaron cremas que ya me ponía (Purelan de la Medela, una de la Suavinex,...) y que no me hacían nada.
Tuve la suerte de que estuviera allí la mujer del farmacéutico (Miquel) que al oirme no dudó en aconsejarme el aceite Rosa Mosqueta. A ella le había ido muy bien.


Y así lo hice. Cuando Rubén terminaba la toma me ponía un poco en los pezones y justo antes de la siguiente toma me lavaba bien. En una semana estaba totalmente recuperada. Y no he vuelto a tener dolores ni se me han formado grietas.


Os dejo los enlaces de una página que me gusta mucho y me ha ayudado bastante.







¡Besitos!